Además, porque en el mercado inmobiliario existe un único gran protagonista: el vendedor. Las agencias inmobiliarias captan pisos y su trabajo, legítimo, es cobrar un porcentaje, sobre el valor de compraventa, como honorarios por el servicio realzado.
Existe una equivocación generalizada al pensar que un agente inmobiliario, o la parte vendedora, tutelará también nuestros intereses como clientes compradores.
Así que es lógico pensar que un vendedor quiera alcanzar el máximo provecho de su venta y lo mismo, justamente, debemos esperar de un agente intermediario que quiere salvaguardar tanto los intereses de sus propios clientes (los dueños del piso que ha captado) como sus honorarios.
Salvando las distancias, es un poco como presentarse a un juicio de divorcio y no llevar un abogado porque la otra parte sí lo tiene y creer que intentará beneficiar a las dos partes.
En definitiva, como asesor inmobiliario estoy para tutelar tus intereses, los intereses del cliente comprador para que la compra más importante de tú vida sea una experiencia positiva ahorrando tiempo, dinero y preocupaciones.